
“Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son”. (Abraham Lincoln).
La pandemia invisible que veníamos arrastrando desde antes del covid-19 fue la desigualdad instalada en todos los territorios del Perú, la desigualdad social se expresa, de manera tangible, cuando se evidencia que hay grupos en la sociedad que tienen mejor acceso de atención en salud y grandes grupos poblacionales que no tienen, o tienen una atención precaria, que afecta su bolsillo y acorta su vida.
Actualmente el principal problema en la salud pública son las desigualdades sociales sanitarias que dejan de lado a miles de personas, sin contar con la oportunidad de tener cerca un establecimiento médico, que tengan acceso oportuno y que esta atención sea de calidad, ¿quienes son estos ciudadanos? Los campesinos que viven en zonas rurales alejadas de la sierra y la selva, en zonas urbano-marginales abarrotadas, con pobreza rampante; socialmente invisibles.
La desigualdad se ve, se puede medir, pero tiene que molestar y enervar a las personas y considerarla inaceptable, entonces se convierte en una inequidad, y si esta desigualdad se podría evitar se convierte en un hecho injusto, nos preguntamos ¿por qué a pesar del tiempo se mantienen estas desigualdades?
- No las identificamos
- No las medimos ni vemos la tendencia
- No sabemos que hacer con ellas
En el Perú estamos llenos de desigualdades injustas (se pueden evitar) tangibles y medibles que no se han podido intervenir ni con actividades, programas o políticas por considerarse como algo normal. Vamos a poner un ejemplo reciente de una desigualdad que se norma o está en leyes: los servicios del primer nivel de atención están divididos en cuatro categorías el I.1 en I.2y el I.3 y el 1.4 , mas del 50% de los establecimientos de salud en el Perú es I.1 atendido por un técnico de enfermería o por una profesional de salud, estos servicios son los que dan atención a las comunidades alejadas dispersas y pobres; mientras, I.4 oferta atenciones completas, cuentan con una infraestructura mejorada, equipada, con mejor ayuda al diagnóstico, etc.
Nos preguntamos cuál es la razón de por qué un grupo de personas ,ciudadanos como todos, tengan un técnico de enfermería para su atención o cuidado, mientras otro grupo de iguales, qué viven generalmente en ciudades capitales de provincia, tengan el beneficio de tener un cuidado y atención completa, con equipo médico completo y hasta especialistas, esta diferencia se ve como normal y se ve como normal y pasa desapercibida a los ojos de los gestores; la reducción de la brecha no se logra de la noche a la mañana pero, visibilizándola, puedo iniciar una redacción de esta injusticia.
En un territorio toda la población merece un cuidado adecuado solo basado en su derecho a la salud, en su condición de ser humano, el Estado tiene la obligación de estructurar una oferta de cuidado y atención de acuerdo a las características de la población; en los últimos años se ha incrementado el presupuesto, no siempre bien utilizado, se han contratado más médicos por 10,000 habitantes, pero se mantiene la brecha en la ubicación de estos profesionales, la mayoría está en las zonas urbanas en detrimento de los ciudadanos que viven en zonas rurales, la brecha es inmensa; ambos han crecido en número, pero no se ha reducido la distancia de desigualdad, por lo tanto tenemos ciudadanos de primera categoría y ciudadanos de cuarta categoría a los cuales les ofertamos una atención, ni siquiera básica, sino una atención mínima que no es la indispensable.
Al inicio de la vacunación, San Juan de Lurigancho tenía 3 puestos de vacunación para un millón de habitantes y San Isidro con 70,000 habitantes también tenia 3 de puestos de vacunación, esto es una injusticia, pero pasa como un hecho administrativo que no valora estas diferencias; reducir las desigualdades no se trata de darle más, al que menos tiene, sino, que darle de la misma manera y calidad; la desigualdad social se ha mantenido sigue creciendo y sigue invisible a los ojos de los actores políticos, por eso la pandemia de la desigualdad social es un tema tan terrible como la pandemia del COVID-19 y si juntamos las dos pandemias con mucha facilidad nos pone en el 1er lugar de muertos del mundo.
La mayor cantidad de muertos en Lima están en las zonas más pobres y son de los estratos socioeconómicos D y E, en todos los países es así; en Estados Unidos la mayor cantidad de muertos son población negra y en segundo lugar los latinos ( tipo de trabajo, nivel educativo, comorbilidades); la desigualdad social en salud se ha convertido en una plaga que afecta a los más pobres, en un marco de alimentación limitada, falta de servicios y una violencia desatada por la diferencia en la distribución de los recursos del país. Mientras hay países que ya no tienen cárceles nosotros vemos como una cosa normal que haya más cárceles, más abogados más rejas en la ciudad. La desigualdad se ve, se toca, la inequidad es la posición ética de las personas ante ella y si estos problemas se pueden evitar, se convierten en injusticia. Apuntemos a un sistema social que busque la equidad, la justicia y la solidaridad humana.
Es muy cierto la desigualdad Social es como el cáncer corroe por dentro y nuestros políticos no se dan cuentan de ello se dedican a pelear y generar inestabilidad política y económica generando Vacancia presidencial pobre Perú